jueves, 3 de mayo de 2012

4.- EL PASADO SIEMPRE TE ALCANZA…

Hacia medio día ya habían llegado todos los invitados, alcance a ver a los primeros invitados cuando terminaba de llevar las últimas fuentes con platos fríos para acompañar la carne que era preparada en el quincho, me escabullí con sigilo en la cocina desde donde podía escuchar el ruido de las risas, vasos y el agua mientras estaban en la piscina, alrededor de las dos de la tarde Mathew recibió una llamada que al parecer estaba esperando, porque apareció enseguida después del sonido del timbre, la atendió en la biblioteca, al regresar a la cocina, alguien estaba buscando algo dentro del refrigerador.


-Se acabó el vino, y Matt dijo que tenía helando algunas botellas aquí, - por su voz ya sabía de quien se trataba, no pensé que él la conociera, como no respondí, la joven levantó la cabeza para mirarme, a sus dieciocho años, su cabellera rubia dorada, ojos celeste y un cuerpo de modelo cubierto por un bikini verde mar, me miró con desprecio – vaya, vaya, mi madre tenía razón, siempre dijo que la cocina podía sorprender mucho, no pensé que sería tan literal.

-No deberías sorprenderte,- le dije, no la soporto, sentía tanta rabia que quería golpear a esa barby serpiente, - después de todo, fue por esa puerta por donde entro a nuestra casa – me alegró ver la furia que tenía en la mirada, ya que me estaba refiriendo al hecho de que su madre fue amante de mi padre cuando a entró a trabajar como sirvienta a nuestra casa, y que salió embarazada de seis meses. Estaba en guardia, ya que sabía que melisa no sólo había heredado la belleza de su madre, sino que el veneno que destila cada vez que hablaba, yo la conocí muy bien mientras compartí casa con ellas.

-Pero lo que más razón tenía, fue al decir que nunca serias gran cosa en la vida – me miró con desprecio riendo irónicamente – tanto estudio para terminar limpiando baños y haciendo camas, gran logro querida hermanita – de mala gana agregó,- a propósito, mi papá te está buscando, debe ser importante, le escuche decir que si no te encontraba pronto, tendría que contratar a un investigador privado – no me agradó escuchar eso, aunque me parecía raro que me lo dijera, debe ser realmente serio, pero no tenia interés en verlo, si antes no le importé ¿Por qué ahora? – Ah, no olvides llevar el vino a la piscina – dicho esto salió de la cocina.

-En mi vida vi tanta muestra de afecto, - me miró pensativo – cada día me sorprendes más, no imaginé que eras hija de tan importante empresario, tengo interés por saber que otra sorpresa tendrás por ahí.

-No quiero ser grosera, pero no hablaré de mi vida privada con usted ni con nadie, con su permiso, - levanté la cabeza con orgullo mientras camino hacia la piscina para llevar las botellas de licor que necesitaban, como hace tres años que estoy dedicada sólo a mi trabajo, perdí la costumbre de estar entre tanta gente, por lo que traté de pasar desapercibida, pero con Matt caminado detrás de mí, resultaba ser una tarea titánica, las piernas las sentía como si fueran a doblarse en cualquier momento, y mi nerviosismo aumentó al mirar lo que parecía un comercial de televisión, el hombre pasó a mi lado y se reunió con el grupo, dejé las botellas en una mesa al lado del quincho, silenciosamente caminé hacia la cocina, miré de reojo y vi a Melisa tratando de llamar la atención de de Matt, en eso choque con algo, sentí unos brazos que me rodearon para no caer por el impacto – disculpe, con su permi… so - al mirar a la persona, la sonrisa de Mauro me relajó, por fin alguien conocido, volví a mirar a Matt, quien nos miraba fijamente, mientras mi hermana le decía algo al oído, con lo que comprendí que él era la víctima escogida, esa situación me hizo recordar a Sofía, su madre, siempre decía que su hija llegaría lejos, por su belleza no aceptaría a cualquiera para ella, debía seguir lo que ella le enseñó, tenía que buscar un hombre con dinero, no como los pobretones que yo tenía por amigos, aunque era gente con menos recursos, para mí tenían mucho más que diez familias adineradas, era ese calor de hogar, que nunca sentí mientras viví en casa de mi padre.

-No entendía lo que decía don Erasmo, cuando contaba que eras como sonámbula, caminaste a mi lado sin tropezar ni chocar con varias cosas en tu camino, al mirar hacia atrás vi una silla, unos peldaños y unas plantas, no me había percatado como llegué hasta la cocina –¡es triste hablar solo!- me dijo con dramatismo exagerado, hacia gestos como un cachorro abandonado, lo que me hizo reír – es verdad, es como si tu mente funcionara independiente de tu cuerpo.

-No lo sé, siempre lo he hecho, es algo natural, ¿quieres un café? – necesitaba cambiar el tema, no me gustaba hablar de algo que no entendía. – No sabía que eras amigo del sobrino de los señores.

-Con Matt!, fuimos compañeros de la school en Estados Unidos, nosotros vivimos allá cuando teníamos como doce años de edad, a los veinte nos vinimos, después de lo que le ocurrió a la madre de él.

-Ahora entiendo la familiaridad con todos.

-¿Siempre eres tan formal para conversar?, a Matt le molesta mucho eso,¿cómo no te ha corregido?

-No lo crea, no presta atención a esas cosas – conversamos de cosas triviales relacionados con el trabajo, estaba anocheciendo cuando entró Matt para avisar que se habían retirado todos, Mauro se despidió, aunque se había ofrecido para ayudar, le pedí me dejara hacer mi trabajo, estaba ordenando el sector de la piscina, cuando el sobrino de los jefes se acercó.

-A mi querido amigo, no le interesó para nada la reunión, por lo que pude ver, conversaron toda la tarde, son unos amigos que se llevan muy bien – me dijo.

-La verdad es que nunca habíamos conversado, hasta hoy – traté de restarle importancia.

-¿En estos tres años? – parecía sorprendido.

-Si, no soy muy sociable, - sentía vergüenza hablar con él, y eso que no me veía el rostro.

-Si, me percaté de eso, la forma como te escondes de todos, pareces una fugitiva o algo parecido.

-Discúlpeme, tengo mucho trabajo – por qué insistían en querer hablar de mí, me hacían sentir incómoda, mientras vivía en esa casa, no quería pensar en nada, pero este hombre me obligaba a reconocer que estaba viva, tratando de olvidar todo, me refugié en el alto de loza que me esperaba en la cocina, mientras mi mente viajaba a ese lugar en donde soy feliz…

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