sábado, 24 de enero de 2009

1.- SOÑAR ESTA BIEN, PERO VIVE TU REALIDAD

Se escuchaba el viento entre las casas vacías, como pueblo fantasma, se sentía el frío de la nieve que cubría toda la calle, la luna llena era  la única luz, los pasos de los hombres que perseguían al hombre que levaba una bebé en sus brazos, las dos mujeres cansadas respiraban con dificultad por correr cerro abajo, en un susurro dijo la mujer de piel morena.
- Los distraeré, mientras ustedes corren, recuerda que no pueden ser capturadas ni ella ni la niña...
- Es peligroso, prefiero que continuemos juntos - agregó el hombre.
- Recuerda que puedo hacer algunas cosas, que ustedes no aún... - respondió ella
- Está bien, nos vemos en el punto dos, a media noche de mañana... - respondió él, mientras se perdía en la oscuridad junto con la segunda mujer...
Al quedar sola ella, caminó por el  costado de la casa, hasta ver a uno de los perseguidores, fingió tropezar y corrió, lo que éste avisó por el intercomunicador a los otros y corrió detrás de ella...

Veintidós años después...

-Soy una soñadora, siempre en la luna, por que no dejo de pensar y regreso a mi vida, mas loca estoy por hablar sola,- pensaba mientras mis manos trabajaban automáticamente, y mi mente viajaba a ese mundo en donde yo era libre y feliz.

- Me gustaría saber en qué piensas cuando hablas sola - escuché una voz a mi espalda que me asustó y casi caigo dentro de la tina que lavaba, al mirar a quien me habló, ví a un hombre gordito con un mono de jeans y camisa gris, barba blanca y rostro rojo por trabajar al sol en el jardín, más parecía un San Nicolás que jardinero, quien llevaba una flores en las manos,- le traigo las flores para el salón, la señora Hellen las necesita para la cena de hoy.
- Ah, si, la cena, lo que significa que tendré la tarde libre, - mientras me decía eso yo pensaba en lo que haría, dulces y novelas, era lo que siempre me gustaba hacer.
Alrededor de las seis de la tarde llegaron Mariela y Mauricio D`Carlo, donde ambos mellizos parecian modelos más que banqueteros, los seguía cuatro garzones, los que entraron con cajas y bolsas, miró como ambos ya venian vestidos para trabajar en la cocina, lo que significaba que ya comenzaba con mi descanso, por lo que fue a mi cuarto a disfrutar de mi tiempo libre, ya había comprado todo lo necesario, aunque olvidé un pastel que dejé en el refrigerador, regresé a la cocina, escuchaba el sonido de copas, platos y servicio, junto con la voz de todos al mismo tiempo, asomé la cabeza para ver si podía entrar sin molestar a nadie, y encontré con un grupo de ojos mirandome, razón por la que sentí enrojecer mi cara, quería que la tierra se abriera y me tragara e hizo que cerrara la puerta y saliera corriendo, pero choqué con Mauricio, quien se molestó mucho al escuchar las risas de todos en la cocina.
- ¿Necesitabas algo? - preguntó con su voz grave, aúnme sentía avegonzada, ya que como no salía mucho, no recordaba como reaccionar con gente agena a la casa.
- Buscaba un pastel que dejé en el refrigerador - dije con la poca voz que logré sacar y sin levantar la cabeza.
- Espera un momento - entró a la cocina y luego salió con el pastel en la mano, servicio y un vaso con jugo, - aquí tienes ve a descansar,- luego entró y comenzó a reprender a todos los que estaban en la cocina, aún cuando caminaba en el pasillo lo escuchaba, pero más débil.
Me recosté en la cama y comenzé a leer las novelas que compré, más tarde releí la novela que escribí cuando tenía diesisiete años, y que me gustaba leer cada vez que podía.
Desperté atontada, tenía la boca seca, me levanté y caminé a la cocina por un té, caminaba por el pasillo y me sintí igual que en mi sueño, en mi mano sentí el cuaderno donde escribí mi novela, si definitivamente estaba soñando nuevamente, ya que estaba en el mismo pasillo que soñé hacía cinco años atrás, hasta el mismo joven, pero con más edad, como lo hize antes, lo besé en los labios, sentí que este sueño era más real...