martes, 22 de mayo de 2012

7.- CONOCIENDO SU SECRETO…



Estaba en una colina nevada, veía un grupo de personas bajando por ella, el  hombre que era su verdadero padre, estaba más joven, viajaba en un trineo pequeño, en sus brazos llevaba un bebé de alrededor de un año, a su lado dos  hermosas y jóvenes mujeres, detrás a cierta distancia, un grupo de hombres con trajes blancos y Skies lanzándole pequeñas esferas luminosas salidas de sus manos, en la ladera de la colina estaba un pueblo desolado, se ocultaron en una de las casas, sin embargo los hombres los estaban cercando.
-Debes llevarte a ambas a un lugar seguro, sobre todo a Nadia, no debe caer en sus manos, los distraeré para que puedan escapar, - lo besó en los labios y caminó sigilosamente hacia la casa vecina, mientras el hombre, la segunda mujer y la bebé caminaron en rumbo opuesto. Al escuchar el alboroto al tratar de atraparla, el grupo consigue escapar a penas, silenciosamente lograron llegar a la localidad vecina, en donde tomaron un bus para llegar a una ciudad más poblada, en donde esperaron a ser rescatados.
En la ciudad, el hombre se colocó en contacto con su hermano, había decidido que no quería arriesgar más a su hija a los peligros. Después de dejar a la niña, regresó a buscar a Nadia en donde la dejó oculta, pero no  la encontró, cuando lo rescataron trataron de rastrear a la mujer, pero sin resultado.
Desperté sudorosa, como si realmente hubiera estado corriendo y  sentía una aflicción en el pecho, me vestí la bata sobre el pijama, necesitaba tomar aire, refrescarme, caminé hasta el patio, el sueño fue tan vivido, casi real; mirar el jardín  me relajaba, la luna lucía grande y hermosa sobre el pequeño bosque, aunque sentía no estar sola, miraba el cielo, ese lugar me hacía sentir especial y única.
-Eres única y especial, - escuché una voz que llegó desde el bosque – aunque tú no lo sabes, eres única como cada uno de nosotros – antes de ver quien era, ya sentía la conocida calidez en el pecho, lo que me indicó la llegada de mi padre, aún no me acostumbro a decirle así – sé que tienes muchas preguntas, te vuelvo a pedir que me acompañes, por  favor – extendió el brazo para ofrecerme su mano, ahora sentía que debía hacerlo, sentía una confianza que me era inexplicable, tomé su mano a modo de aceptación, al tomar su mano, una luz nos envolvió y sentí que flotaba, miré mis pies, si, realmente estaba flotando, me asusté, por lo que me aferré con fuerza al brazo, como respuesta él me acarició la mano, todo ocurría igual que en mis sueños, miré desde donde provenía la luz, no había nada, hasta que la luz se hizo generalizada, ya no estaba en el jardín, sino que en una habitación clara, no sabía definirla si era blanca o un tono más claro que el  beige, al costado derecho habían unas cápsulas transparente  que eran desde el piso hasta casi llegar al techo de la sala, en el centro del cuarto, unas cajas lisas que parecían ser plásticas, en las paredes habían ventanas que parecían transparentes, pero sin vista al exterior, tenían simbolos mezclados entre líneas rectas y curvas, aunque lo que más me llamó la atención fue ver a la mujer que estaba parada a mi izquierda, era como verme en un espejo, su contextura delgada, su rostro más blanco y pálido que el mío, ojos semi orientales oscuros rodeados de pestañas largas y crespas, naríz pequeña y respingada, su rostro era dulce, suave y tal como lo recordaba del sueño de esa noche.
-Te he esperado por mucho tiempo, hija querida – dijo la mujer al abrir sus brazos a modo de  invitación, me recorrió la calidez conocida que me obligó a refugiarme en esos brazos, fue tan emotivo que no pude evitar llorar al sentir esa calidez tan especial que sentía cada vez que estaba con mis verdaderos padres.

No podía creerlo, me sentía confundida, no sabía como enfrentar esta situación, me sentía dividida, aún más al enterarme del secreto de mi origen, tenía que tranquilizarme y mirar las cosas desde una perspectiva externa. Estaba con esos pensamientos, cuando sentí la presencia de Matt, él entró en la cocina, abrió el refrigerador, sirvió algún líquido en un vaso, luego se fue en silencio, yo no lo miré, ya que estaba ocupada limpiando la parte baja del mueble tipo americano, por lo que tenía la mitad del cuerpo dentro del mueble, algo me tenía intranquila, no sabía que era, lo escuché salir, pero sentía que aún estaba en la cocina, cuando creí que no aguantaría más, él me preguntó:
-¿Qué haces ahí?
-Estoy jugando al escondite – respondí enojada, es que este hombre era ciego o tonto que me hacía esa pregunta tan tonta - ¿por qué me pregunta, quiere participar?
-Oh, no, no, yo paso, gracias, estoy muy bien aquí – algo en su tono de voz me alertó aún más sobre mis dudas, iba a continuar con su labor, tenía que saber qué estaba pasando, salí del mueble, al mirar hacia la puerta de la cocina él estaba sentado en la esquina del mueble que estaba frente del que estaba limpiando, me miraba pícaramente, tomó el último sorbo de jugo del vaso, de un salto bajó del mueble, antes de salir de la cocina dijo – la vista desde aquí era muy interesante, sería tonto participar – .
-Matthew Hollinger, eres un descarado sinvergüenza – le dije furiosa, mientras él lanzaba carcajadas.
-Lo sé, y no pienso cambiar – al verlo salir tan campante, riéndose de mi, enojada lo imaginé sentado en un charco de lodo.
-Te quiero ver sentado en el barro, para reírme a gusto. – Aún no terminaba la frase cuando escuché que la risa de Matt se transformaba en una exclamación, corrí para ver la escena, el hombre estaba sentado al lado de un rosal, sentado en medio de un charco no muy grande, pero lo suficiente para ensuciarlo.
-Vaya, por lo que veo, cayó en el representante tangible de lo que tiene en su cerebro – le dije en forma seria para luego soltar la carcajada.
-Ríe todo lo que quieras, que así nos toca, después no te quejes – sentenció él, en eso llegó don Erasmo muy afligido.
-Lo siento señor, creí haber guardado la manguera, no sé qué ocurrió, le ofrezco mis dis…
-No te preocupes, me ducho, cambio de ropa, asunto olvidado, - mientras yo miraba el cielo como viendo una mosca volar, sabía que sería amonestada por esto, pero nada me quitaría el gusto de la escena antes vista, al bajar la cabeza y mirar a Matt, me regresó un ataque de risa, él me miró enojado, se levantó dignamente y entró en la cocina.
-Dariselle, ven inmediatamente al bosque,- escuché a mi madre llamarme.
-Ups, llegó mi hora,- haciendo saludo militar – si, señora.
-No seas irrespetuosa y camina.
-Ya voy, pero no se enoje – imité los gestos  de un conocido cómico de la televisión – es que no me tienen paciencia – caminé hacia el bosque, mientras miraba al pobre de don Erasmo, quien aún trataba de explicarse lo sucedido.

Dos horas más tarde, mientras ultimaba los detalles de la limpieza de la cocina, Dariselle pensaba en la discusión con su madre, parecía oírla.
-Te advertimos que no jugaras con tus dones, debe permanecer en secreto, ningún ser humano debe conocerlos, ya que sería peligroso.
-Pero si era sólo una broma, no es para tanto.
-Ah, sí, fue una broma, pero ese tipo de bromas puede salir de tus manos, y puede terminar en tragedia, recuerda que aún no  conoces hasta donde puedes llegar.
-Ya, ya entendí… el mensaje, no tienes para qué seguir dándole a la misma canción.
-Si entendiste, espero no vuelvas a comportarte como una niña caprichosa y mimada – esas palabras me dolieron mucho.
-Puedes llamarme caprichosa, pero… pero mimada, tengo curiosidad por saber ¿por quién fui mimada?, tal vez por ustedes o por mis padres adoptivos – le dije irónicamente.
-Lo siento, esa fue la única solución.
-¿por qué no me buscaron después? – le pregunté.
-Porque ya eras parte de este mundo, ya tenías una vida, no podíamos alterar eso.
-He visto por televisión reportajes de personas que son raptadas, y no todas regresan.
-No somos la única civilización que visita la Tierra, te lo aseguro, como somos exploradores, tratamos que eso no ocurra, por eso hay un tratado entre nosotros de que ninguno se aproveche de los habitantes de este planeta, y otros como ustedes; en cuanto a los que son raptados y no regresan, permíteme decirte que no sólo los viajeros son de este tiempo, en tal caso tenemos leyes que rigen esas situaciones.

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